Cómo interpretó Freud los sueños
El primero es "sexo". En términos de desarrollo sexual, Freud creía que el ello estaba en acción. Debido a que el sexo es uno de los placeres más poderosos para los humanos, Freud teorizó que el sexo es la fuerza impulsora más importante para los humanos en circunstancias más específicas. Freud no limitó el sexo a la experiencia de los genitales, sino que incluyó en esta visión global del deseo sexual todo lo que produce placer. Todas las experiencias e interacciones emocionales se miden en función de si nos acercan o alejan de la satisfacción de nuestras necesidades de placer.
La segunda es "mentira". Freud siempre decía que el yo y el superyó son los más deshonestos. Sólo el ello es honesto, pero es suprimido por los dos primeros. El ello y el superyó a menudo entran en conflicto y el ego se convierte en el pacificador. Por lo tanto, las personas con egos fuertes suelen ser consideradas personas "moderadas". Las personas más sanas pueden combinar perfectamente el ello, el yo y el superyó, de modo que cualquiera de ellos pueda vivir en armonía con los otros dos y compartir la felicidad. Las personas menos saludables son incapaces de combinar armoniosamente los tres, por lo que ninguno de los dos, el ello, el yo o el superyó, puede vivir en armonía con los otros dos y divertirse. Ésta es la fuente de la importancia de la "mentira". El aspecto de la personalidad que necesita compensación con mayor frecuencia intenta manipular los otros dos aspectos en el estado de sueño, logrando inconscientemente objetivos que no se pueden lograr en el estado de vigilia.
Por último, está "Cinta de vídeo". A Freud siempre le gustó comparar el cerebro con una esponja. Creía que las primeras experiencias de la infancia son registradas por el cerebro y mantenidas en la memoria para explicar acontecimientos posteriores de la vida. Según Freud, un sueño es una escena adaptada de la infancia que luego evoluciona hacia una experiencia adulta.