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Todo sobre las galaxias espirales

Un vórtice galáctico cercano de la Vía Láctea está enseñando a los astrónomos cómo interactúan las galaxias y cómo se forman las estrellas dentro de ellas. El vórtice también tiene una estructura fascinante con sus brazos espirales y su región central de agujero negro. Sus hijos también son objeto de muchas investigaciones. Para el observador aficionado, observar los remolinos es un placer. Tiene una forma de espiral clásica y un pequeño y extraño compañero que parece estar unido a uno de los brazos en espiral.

Ciencia en el remolino

Galaxias espirales

Una galaxia espiral vista por el Telescopio Espacial Spitzer. Esta imagen infrarroja muestra las regiones de nacimiento de las estrellas y la ubicación de las nubes de gas y polvo en los brazos del vórtice. NASA/Telescopio Espacial Spitzer

La Galaxia Espiral (también conocida como Messier 51 (M51)) es una galaxia espiral con dos brazos situada entre 250 millones y 3700 km de nuestra galaxia a miles de años luz. Descubierto por primera vez por Charles Messier en 1773, recibió el sobrenombre de "El Remolino" debido a su delicada estructura sinuosa, que se asemeja a un remolino en el agua. Tiene una pequeña galaxia compañera llamada NGC 5195 que parece una gota de agua. La evidencia observacional muestra que este vórtice chocó con su galaxia compañera hace miles de millones de años. Como resultado, la galaxia se llena de formación de estrellas y corrientes de polvo alargadas que pasan a través de los brazos espirales. También tiene un agujero negro supermasivo en su centro y otros agujeros negros más pequeños y estrellas de neutrones esparcidos por sus brazos espirales.

A medida que el vórtice interactúa con su compañero, su delicada danza gravitacional enviará ondas de choque a través de ambas galaxias. Al igual que otras galaxias que chocan y se mezclan con estrellas, esta colisión produjo resultados interesantes. Primero, el efecto comprime las nubes de gas y polvo en densos nudos de material. En estas regiones, la presión fuerza a las moléculas de gas y al polvo a acercarse. La gravedad fuerza a que entre más material en cada nudo y, finalmente, la temperatura y la presión se vuelven lo suficientemente altas como para provocar el nacimiento de objetos estelares. Decenas de miles de años después, nació una estrella. Multiplíquelo por todos los brazos espirales del vórtice y el resultado es una galaxia llena de regiones de formación estelar y estrellas jóvenes calientes. En las imágenes visibles de la Vía Láctea, las estrellas recién nacidas aparecen como cúmulos y acumulaciones azules. Algunas de estas estrellas son tan masivas que sólo duran decenas de millones de años antes de explotar en catastróficas explosiones de supernova.

Las corrientes de polvo en las galaxias también pueden ser el resultado de la influencia gravitacional de las colisiones, que distorsionaron las nubes de gas y polvo en la protogalaxia, arrastrándolas a años luz de distancia. Otras estructuras en los brazos espirales se crean a medida que las estrellas recién nacidas se mueven a través de sus lugares de nacimiento estelares, dando forma a las nubes en torres y corrientes de polvo.

Debido a que toda la actividad de formación estelar y las recientes colisiones han remodelado este vórtice, los astrónomos están particularmente interesados ​​en observar más de cerca su estructura. También se trata de comprender cómo los procesos de colisión ayudan a dar forma y construir galaxias.

En los últimos años, el Telescopio Espacial Hubble ha tomado imágenes de alta resolución que muestran muchas regiones de formación estelar en los brazos espirales. El Observatorio de rayos X Chandra se centra en estrellas jóvenes calientes y agujeros negros en el núcleo de la Vía Láctea. El Telescopio Espacial Spitzer y el Observatorio Herschel observaron estas galaxias en luz infrarroja, revelando detalles intrincados de las regiones de nacimiento de las estrellas y las nubes de polvo que pasan a través de los brazos espirales.

El vórtice y sus compañeros son buenos objetivos para los observadores equipados con telescopios. Muchos observadores los consideran una especie de "santo grial", ya que buscan objetos oscuros y distantes para observar y fotografiar. El vórtice no es lo suficientemente brillante como para verlo a simple vista, pero un buen telescopio lo revelará.

Esta es la dirección de la constelación de Aquila, situada al sur de la Osa Mayor. Un buen mapa estelar es muy útil para observar esta parte del cielo. Para encontrarlos busca la estrella terminal en el mango de la Osa Mayor, se llama Alkaid. Parecían una mancha borrosa, no lejos de Alkaid. Aquellos con telescopios de 4 pulgadas o más deberían poder encontrarlos, especialmente si están observando desde una ubicación buena y segura en un cielo oscuro. Los telescopios más grandes permiten obtener mejores vistas de la Vía Láctea y sus estrellas compañeras.

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