Los sabios no discuten, los benevolentes no culpan, los amables no juzgan.
Los sabios no discuten, los benévolos no culpan, los bondadosos no juzgan. Significa que una persona verdaderamente sabia no discutirá verbalmente con otros para su propio beneficio o propósito, porque es obvio que discutir tiene poco significado. Una persona verdaderamente benévola no culpará a los demás, porque entiende que culpar no cambiará a los demás, sino que sólo los dañará. Una persona verdaderamente buena no juzgará a los demás, porque sabe que las fortalezas y debilidades de una persona no son juzgadas por los demás, sino reconocidas por él mismo.
Esta frase deriva del "Tao Te Ching" de Laozi: Los que saben no hablan, y los que hablan no saben. Las buenas palabras no son bellas, las buenas palabras no son bellas. Si una buena persona no discute, entonces el polemista tampoco es bueno. Los que saben no saben y los que saben no saben.