¿Por qué están ustedes dos aquí? Déjame probar tus bollos. He probado lo mismo. Quién iba a saber que el familiar en realidad dijo que no me conocía. De hecho vio mi nombre en mi teléfono pero aun así dijo que no me reconocía. Me dio vergüenza decir que lo compré y se lo devolví. Luego llevé a la niña a comprar bollos al vapor y le conté mis dudas y vergüenza. Vi a mucha gente sentada allí con asientos en forma de avión, diciendo que era un avión. La niña y yo subimos al avión. El avión despegó y aterrizó nuevamente.
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