Cenizas esparcidas por la brisa del mar y el agua.
Las cenizas del anciano fueron arrojadas al río, acompañando a las montañas y ríos. Mientras el difunto esparza sus cenizas en los ríos y lagos en un ataque de ira, no hay ningún tabú. Lo único a lo que debes prestar atención es a dar sombra cuando brilla el sol y no dejar que las cenizas queden expuestas al sol durante mucho tiempo.
Después del entierro en el río, también se podrá realizar culto. Aquellos con creencias religiosas pueden colocar el ataúd en un templo o en casa y adorar durante los festivales.
También puedes dejar parte de las cenizas y enterrarlas en el río. Por supuesto, también puedes elegir la ropa del difunto para hacer una tumba y dejar un recuerdo a los vivos.