Quiero tener una familia feliz.
Texto:
Solía pensar que podía ser tolerante, indiferente y mantenerme al margen de las cosas, pero parecía incapaz de hacerlo.
Hoy se volvieron a pelear porque ya nada importaba. Lo importante es que hacían mucho ruido desde la habitación hasta el pasillo. Me quedé cerca como si estuviera viendo una película que había visto cientos de veces. Quiero apagar el teléfono, pero no encuentro el botón.
El mismo final, mi padre cerró la puerta de un portazo, mi madre estaba en el sofá y mi hermano se escondía en un rincón del balcón. Me lo imaginaba mordiéndose el labio inferior, intentando no emitir ningún sonido. Nacida en esta familia, no sé si llorar o reír. ¿Es este el estímulo de Dios para mí?
Llamé a papá. Dile que tiene algo que discutir. Mi corazón se hundió mientras miraba a los dos hombres sentados juntos, pero no quería saludarlos. Tan pronto como salí corriendo de la casa, empezó a llover afuera. Las lágrimas que sentí cuando quise llorar fueron silenciosas, pero penetraron en mi corazón.
Caminé durante mucho tiempo, caminando en círculos. Creo que son demasiado egoístas porque se aman y quieren estar juntos, pero como no pueden llevarse bien, se convierten en víctimas.
Sin saberlo, caminé hacia una cabina telefónica. Al otro lado de la cabina había un anciano vestido con harapos. Metí la mano en el bolsillo y sólo encontré una moneda que había guardado durante el desayuno de esta mañana. Caminé hasta el supermercado de telefonía pública al borde de la carretera y cogí el teléfono para hacer una llamada. Tengo muy pocos amigos, el único que tengo es el número de mi mamá.
"¿Hola, niña?", se oyó una voz: "Vete rápido a casa".
Las lágrimas cayeron, cayeron al suelo y se rompieron en decenas de pedazos. Solo soy un pez que aterrizó accidentalmente y mi piel está agrietada por el sol. Espero desesperadamente que una ola me arrastre de regreso al mar.
Resulta que bajo ese caparazón fuerte todavía hay un yo tan frágil. Resulta que tengo muchas ganas de tener una familia feliz.
Papá, mamá, ¿podéis darme un hogar feliz?